Tantas horas de espera tienen como fruto la inspiración.
- Ser partícipe -sin querer- de despedidas, encuentros, besos, abrazos, discusiones, risas, miradas…
Detrás de mis rayban, intentando no llamar demasiado la atención. Cambiado de banco para no se ubicada siempre en el mismo lugar, practicando el arte de la ocultación (igual que mi querida Eliza Sommer, protagonista de una novela de Isabel Allende)
-Las olas rompen bravas en la orilla
-Los pájaros libres por el cielo
-El sol bañando mis ideas
-Las esponjosas y pulcras nubes, radiantes; movidas por un viento incesante
Cargada de emociones, con una sonrisa dibujada en mi cara, con las lágrimas aflorando, hecha un nudo de nervios, orgullosa, pequeña, guapa, valiente, creada para amar.
El sol camina “avanti” y yo permanezco mirando mi reflejo en el cristal. Ansiosa de ver pasar la horas, de ver aterrizar un avión con origen español que me traiga un amor, que traiga cuatro días de ensueño, cuatro días que seguro me darán fuerza para seguir el mes que me resta de la primera etapa de mi aventura.
Una aventura que me está haciendo crecer como persona, madurar, ser responsable de mis actos, pues a pesar de mis ganas hay días que no lo llevo bien, que me gustaría dar carpetazo e irme. Pero aquí estoy, APRENDIENDO, que es lo que hace quedarme aquí, que es mi META y mi CAMINO.
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